Cuando los padres no viven bajo el mismo techo, el reparto de los hijos en vacaciones puede ser un gran problema. Con independencia de si se trata de una separación, un divorcio o de una pareja no matrimonial, lo que debe imperar siempre es el bienestar del menor por encima de todo, aunque algunos padres no tienen esta premisa tan presente. La norma general determina que el reparto de las vacaciones debe ser por igual puesto que, realmente, quien merece disfrutar de las vacaciones de forma equitativa son los hijos.
El problema es que no siempre es posible llegara a acuerdos entre los miembros de la pareja. ¿Qué hacer entonces? Según Susanna Antequera, socia del despacho Antequera de Jáuregui y abogada especialista en derecho de familia y protección al menor, para llevar a cabo la regulación de las vacaciones escolares, en este caso las de verano, si no hay acuerdo entre los progenitores es absolutamente necesario respetar el contenido de la sentencia que recoge el convenio regulador, siempre y cuando se haya judicializado la ruptura de la pareja o producido el divorcio.
Reparto equitativo
«Sea o no de mutuo acuerdo, en la mayoría de sentencias se estima el reparto por igual para cada progenitor en periodos quincenales. De esta manera, los hijos pueden disfrutar de sus padres de forma equitativa. Y digo en la mayoría de sentencias —matiza Antequera— porque hay que tener en cuenta dónde residen los progenitores. Es decir, si uno de los padres no puede disfrutar de un régimen normal de visitas durante el año por su lugar de residencia, tendría opción a disfrutar de más periodo vacacional en verano para compensar la estancia con sus hijos. De esta manera, los menores también podrían disfrutar de aquél progenitor con el que durante el año no pueden convivir». (…)